El cribado del cáncer de mama se utiliza para la detección precoz de esta enfermedad, concretamente en su etapa inicial. Para ello, el examen estándar que se realiza es la mamografía, una exploración diagnóstica de imagen por rayos X de la glándula mamaria.

¿Por qué utilizar la mamografía para el cribado del cáncer de mama?

La mamografía ayuda a detectar lesiones en la mama incluso antes de que la mujer presente síntomas (hasta dos años antes de que sean palpables) y, según los expertos, permite reducir en un 30% los índices de mortalidad en mujeres de más de 50 años (actualmente es el tumor más frecuente).

En los últimos años, se ha abierto un debate con respecto a las diferentes directrices sobre qué edad es la indicada para detener la detección del cáncer de mama y qué pautas se deben seguir.

Precisamente, según los análisis de un estudio presentado en la pasada reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA) en Chicago, se establece que no existe una edad límite clara para detener el cribado del cáncer de mama, lo que respalda al mismo tiempo las directrices que fomentan la decisión de suspender o no el cribado en función de las preferencias de las pacientes y de su historial específico de salud.

Los resultados de este estudio, determinan además que se está dando un aumento continuo de la tasa de detección del cáncer de mama y los valores predictivos positivos en aquellas mujeres entre las edades de 75 y 90 años, por lo que no es aconsejable dejar de realizar mamografías, incluso en mujeres de edad más avanzada.

El cribado del cáncer de mama favorece un sobrediagnóstico de tumores pequeños y menos agresivos

Según otro estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine, el cribado generalizado del cáncer de mama a través de mamografías, favorece un sobrediagnóstico de tumores pequeños y menos agresivos, en cambio no aumenta el diagnóstico de tumores más avanzados. Asimismo, este sobrediagnóstico podría suponer en algunos casos que las mujeres reciban diagnósticos de cáncer de mama, cuando en realidad son tumores más pequeños y de crecimiento lento que probablemente no sean mortales, lo que provocaría al mismo tiempo tratamientos innecesarios con cirugía, radioterapia o incluso quimioterapia.

En definitiva, el debate sobre la detección del cribado de cáncer de mama sigue abierto: algunos estudios respaldan la posición de que esta opción preventiva del cáncer de mama no debería tener edad límite, y otros profesionales alertan de que el cribado generalizado de esta enfermedad podría suponer para algunas mujeres diagnósticos y tratamientos innecesarios.

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