Diferenciar entre deterioro cognitivo progresivo o estable puede cambiar el futuro del Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad que implica la degeneración irreversible del cerebro y que afecta a más de 800.000 personas en España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Este trastorno afecta a la memoria, la cognición, la personalidad y otras funciones que, a la larga, pueden conducir a la muerte por fallo cerebral completo.

Siendo un trastorno que comienza décadas antes de que se manifiesten los síntomas, equipos investigadores de todo el mundo trabajan en la detección precoz de este y otro tipo de patologías degenerativas, en las que el tiempo de reacción es fundamental para el diagnóstico futuro.

Por esta razón, científicos de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), liderados por Ashtari-Majlan, se han enfocado en el deterioro cognitivo leve, una fase previa a esta enfermedad, que en ocasiones progresa y termina derivando en Alzheimer y en otras se estabiliza sin que se desarrolle la enfermedad.

Ashtari-Majlan y su equipo han desarrollado un método de inteligencia artificial que permite diferenciar entre los pacientes con deterioro cognitivo estable y aquellos que en un futuro progresarán hacia la enfermedad.

El método utilizado es una red neuronal convolucional (CNN), de aprendizaje profundo, que enseña a las computadoras a procesar datos de una manera que está inspirada en la forma en que lo hace el cerebro humano. Para su desarrollo, el equipo de Ashtari-Majlan comparó inicialmente resonancias magnéticas de pacientes con Alzheimer diagnosticado con las de personas sanas. Posteriormente, se analizaron imágenes de resonancias de pacientes diagnosticados con deterioro cognitivo estable y deterioro cognitivo progresivo, cuyas diferencias eran mucho más sutiles que las primeras.

Con un total de 700 imágenes analizadas, el método utilizado ha conseguido aprender a diferenciar los dos tipos de pacientes, ofreciendo una precisión cercana al 85,96%. Según la líder del equipo investigador, se ha conseguido “superar otros métodos existentes, más convencionales, así como la complejidad que suponen para estos métodos los cambios estructurales tan sutiles que se dan entre ambas formas de deterioro cognitivo leve, mucho menores que los que hay entre un cerebro normal y otro afectado por la enfermedad”.

Este avance permitirá prevenir la evolución del Alzheimer en aquellos casos que se hayan diagnosticado como progresivos, además de mejorar la calidad de los ensayos clínicos en el futuro.

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