La detección del cáncer de páncreas resulta un procedimiento complejo, y es que diagnosticarlo en una fase temprana suele ser más bien difícil, debido a que éste se encuentra en una zona profunda del cuerpo y con los estudios de imagen rutinarios no es posible ver ni palpar los tumores de este tipo.

De esta manera, los pacientes no suelen mostrar síntomas hasta que el cáncer ya se ha extendido y/o propagado hacia otros órganos, concretamente el 80% de los diagnósticos se llevan a cabo en fases muy avanzadas de la enfermedad, por lo que la tasa de mortalidad es alta (concretamente del 95%).

Los pacientes no suelen mostrar síntomas del cáncer de páncreas hasta que éste ya se ha extendido y propagado hacia otros órganos

Sin embargo, aquellas personas que tienen antecedentes familiares con esta enfermedad, tienen más riesgo de sufrirla y se pueden realizar pruebas para detectar si padecen algunos de los cambios genéticos comunes que pueden aumentar el riesgo de cáncer de páncreas.

Según datos publicados por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), sólo el 3% de los pacientes sobreviven a los cinco años del diagnóstico y hasta un 75% no supera el año de vida, posicionándose en 2020 como el segundo tumor con mayor tasa de mortalidad, sólo por detrás del cáncer de pulmón.

En 2020 el cáncer de páncreas será el segundo con mayor tasa de mortalidad en España

Volviendo a lo que comentábamos al principio, la detección del cáncer de páncreas es afirmativa cuando una persona ya presenta signos y síntomas, y a partir de ese momento se pueden realizar pruebas adicionales para ayudar a determinar cuál es la extensión, etapa o estadio del tumor en cuestión.

Y algunas de estas pruebas radiológicas, las explicamos a continuación:

Tomografía computarizada (TC):

Con la TC se puede observar el páncreas con claridad y ayuda a mostrar si éste se ha extendido a otros órganos o ganglios linfáticos, así como determinar si la cirugía puede ser una buena opción de tratamiento.

Ecografía endoscópica:

Este tipo de estudio es más preciso que la ecografía abdominal y resulta muy útil en el diagnóstico de cáncer pancreático, ya que la sonda ubicada en la punta del endoscopio puede colocarse muy cerca del páncreas. En caso de observar un tumor, se puede pasar una pequeña aguja hueca a través del endoscopio y obtener así muestras de biopsia del mismo.

Angiografía:

Este estudio muestra si la sangre que fluye en un área en particular está bloqueada o comprimida a causa de un tumor. Asimismo, puede ayudar a los profesionales a determinar si el cáncer de páncreas ha crecido más allá de las paredes de ciertos vasos sanguíneos.

Colangiopancreatografía:

La colangiopancreatografía permite observar los conductos pancreáticos y conductos biliares para determinar si están estrechos, bloqueados o dilatados. De manera que este estudio por imagen ayudará a los profesionales a saber si el paciente padece un tumor pancreático que esté bloqueando un conducto.

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